De Tarata y la Problemática del Cine Nacional

El cine forma parte importante y necesaria de la cultura popular, de eso qué duda cabe. Tal vez por ello, Estados Unidos, al ser un país hegemónico en la industria del cine, es en el que se dan en mayor cantidad las expresiones artísticas quer forman parte de la movida pop. Podríamos decir entonces, que en otros países, donde la industria del cine es incipiente, no se le da tanta importancia a este movimiento cultural tan rico y variado. ¿Llegarán en algún momento los países latinoamericanos y en especial el Perú a tener una industria cinematográfica de gran nivel?

Obviamente la pregunta anterior tiene su respuesta en el lado económico, ¿Hay disposición a invertir en la industria cinematográfica? Al menos en el Perú sabemos que no, las películas ven la luz porque en fin, es un esfuerzo grandísimo lograr estrenar una película en nuestro país; las cámaras que se utilizan son totalmente desfasadas, se reciclan retazos de películas, y en algunos casos la calidad profesional de los que están a cargo del proyecto deja mucho que desear. Definitivamente, y obviamente, lo que escasea es la inversión. Y eso responde a la falta de cultura en el país, reflejando que somos un país pobre en lo que al consumo de expresiones artística se refiere, todos sabemos que en el Perú se lee poquísimo, sabemos que las exposiciones artísticas no generan el interés de muchas personas, solamente de “gente de la high” que en muchos casos ni siquiera sabe apreciar una obra de arte y solo acuden a exposiciones para aparentar cultura; y además debemos tener en cuenta que somos un país alienado, sino, cómo explicar por qué una película como Batman: The Dark Knight, puede tener un éxito rotundo en nuestras salas de cine y otra película como Tarata no tanta. En resumidas cuentas, el problema radica en la falta de inversión y también en el poco apoyo al cine nacional, que son dos variables que se interrelacionan; mientras menos inversión haya, menos calidad en las películas y menos gente irá a verlas; y así mismo, mientras menos gente vaya a verlas, menos dinero entrará a las productoras y de menos calidad serán las películas. Digamos que es un círculo vicioso, pero que puede romperse, y por qué lado podemos hacerlo. Pues según creo yo es más fácil conseguir dinero que lograr apoyo masivo. Como suelen decir el dinero está en todos lados, lo único que se necesita es ingenio, poder vender una idea ganadora y listo, claro, es fácil decirlo pero también es fácil por lo menos hacer el intento. Por ejemplo, tenemos a la productora “Alpamayo”, la que ha hecho películas como Piratas en el Callao y Dragones, es una productora que invierte gran cantidad de dinero, pero, ¿Sus proyectos reflejan el dinero invertido? Yo creo que no, la calidad de las producciones, partiendo de algo tan esencial como los guiones y que solo requiere de creatividad no dinero, deja mucho que desear, y si nos sentamos a conversar de la calidad total de la película…bueno, mejor no decimos nada. Yo no soy cineasta, aunque me hubiese encantado, simplemente soy un cinéfilo que emite una opinión, que creo es válida.

Todo esto me lleva a comentar sobre una película en especial, la misma que quisiera recomendar, y es que el día de ayer tuve la oportunidad de ver “Tarata”, la película de Fabrizio Aguilar, siendo sinceros esta producción está para calificarla con un 16 o 17, la película no es mala para nada (aunque choca un poco ver a Gisela de actriz y en un papel principal), todo lo contrario, tiene escenas muy buenas, la representación de la época muy bien plasmada (particularmente me convenció la representación de la Universidad San Marcos) y respecto a las actuaciones, están muy bien logradas. Dentro de los personajes que componen a la familia Valdivia, quienes son el centro de la historia, Miguel Iza (Daniel Valdivia) representa bien a un ser humano atormentado por la problemática del terrorismo, y que al mismo tiempo se siente frustrado por lo que es, por el trabajo que tiene y la imposibilidad de mantener a su familia, aunque me pese decirlo, Gisela Valcárcel (Claudia Valdivia) logra que le creamos que es una madre histérica y paranoica, que en un primer momento cierra sus ojos ante la realidad para luego abrirlos y no de la mejor manera, Ricardo Ota (Elías), en el papel del pequeño de la familia, logra representar de manera clara el trauma y los diversos miedos que desarrollaron los niños que vivieron de cerca el horror del terrorismo en Lima, con los atentados y los recurrentes apagones; y en el papel de la adolescente rebelde pero también llena de temores tenemos a Silvana Cañote (Sofi), que no tiene una actuación magnífica, como los otros tres actores. Ahora, si me tocará hablar de puntos en contra, diría que hay tomas malísimas y que la banda sonora es un poco sosa. En resumen diría yo que es una película que no debemos dejar de ver, primero porque está bien hecha, y segundo porque el mensaje que contiene es de aquellos que nunca debemos olvidar.

Como dije, Tarata es una buena película, pero ayer saliendo del cine me pregunté ¿Esto es todo lo que podemos hacer? Es decir, la mayoría de películas en el Perú, sino tienen sexo a raudales y cuentan historias estúpida, hablan de lo que hemos sufrido como país, está bien, no reniego de lo que nos puede haber pasado, pero de repente podemos usar de escenario los hechos tormentosos de nuestro país para contar otro tipo de historia, mejorar los guiones. Como me gustaría ver películas peruanas de ciencia ficción, de fantasía, de acción o de terror, como me gustaría ver películas al estilo del Laberinto del Fauno, o del Orfanato, ambas películas españolas merecedoras del reconocimiento que en realidad tuvieron. En fin, nos falta mucho, como dije, principalmente falta el dinero, y falta la capacidad de crear cosas buenas, con las que no sean necesarias salir a buscar el dinero, sino que el dinero vaya a ellas. Espero que algún día esto cambie, y como dije al principio, al ser la industria del cine uno de los pilares de la cultura pop, eso ayude a que, al tener esta industria bien establecida, otras expresiones artísticas propias de la cultura popular como los comics, la música y la televisión, salgan adelante y también tengan el lugar que se merecen, y obviamente el dinero que necesitan.