lunes, 4 de enero de 2010

Chew: Refrescante Comedia Policial



Leer Chew es una experiencia tan especial, que al pasar de viñeta a viñeta y de pagina a pagina, queda la sensación de que no estás leyendo un comic, sino más bien, viendo una serie de televisión, una de las ya clásicas comedias sitcom, de las que duran media hora, el tiempo justo y necesario para arrancarnos sonrisas y carcajadas, mezclando esto con momentos de seriedad, pero sin embargo, sobre el final, sabemos que es una comedia, una burla de la realidad.

Chew, el comic lanzado por Image durante el 2009, es protagonizada por el escuálido agente federal Tony Chu. Pero Chu no es un agente normal, él es cibopático…no, no está mal escrito ni están leyéndolo mal, y ser cibopatico no es tener algún desorden mental que pueda terminar en el asesinato de alguien, ni tampoco es una rara enfermedad degenerativa, una persona cibopática es aquella que recibe impresiones psíquicas de lo que sea que coma. Por ejemplo, si se come una naranja, tendrá conocimiento de la granja en la que se sembró y cosechó, de los pesticidas utilizados, de los trabajadores que tuvieron contacto con ella, es decir, diversos detalles relacionados con la “vida” de la naranja. Pues bien, Tony tiene este don, por el que se verá obligado a engullir cosas por demás desagradables con la finalidad de esclarecer los hechos.




Tony es un agente federal de la FDA, que es la entidad encargada de regular los alimentos y los medicamentos (drogas) en los Estados Unidos. Pero, cómo es posible que una institución dedicada a tal menester tenga protagonismo en una serie policial, pues sencillo, la historia transcurre en un posible futuro, o futuro alterno - como quieran denominarlo - en el que la gripe aviar se ha desatado de tal manera que ha provocado muchas muertes, por lo que el pollo ha sido prohibido como alimento, y la FDA ha tomado mayor relevancia que el propio Departamento de Seguridad Interna en los Estados Unidos.

Es así que la historia gira en torno a una serie de asesinatos y desapariciones que se enlazan de manera estrecha con los alimentos y con la crisis que se ha desatado por la prohibición de comer pollo, casos que terminan en la mano de Tony Chu, quien con su capacidad peculiar es capaz de ir develando los intrincados hilos de los crímenes que se van sucediendo a lo largo de la serie. La historia, como mencioné, esta llena de gags cómicos, que en más de un momento te arrancan sonrisas y hasta carcajadas; sin embargo, en medio de la frescura que ofrece una comedia, se va desarrollando una trama policial sumamente interesante, con toda una conspiración del gobierno detrás, en la que el personaje principal deberá ser participe quiera o no y en la que se van sucediendo personajes estereotipados, el héroe menospreciado (que vendría a ser Tony Chu), el jefe amargado que busca hacer la vida imposible al protagonista, el compañero valiente que salva las situaciones peligrosas, la damisela atractiva y amor platónico del protagonista; en fin, personajes clásicos pero llenos de características adicionales que aumentan el interés en este comic.

Es cierto que Chew tiene altas dosis de sangre, y uno que otro fluido poco agradable, sin embargo, esto no la convierte en una historia macabra o violenta, por el contrario, gracias a los gestos de los personajes, a sus portura y comentarios, estos añadidos ayudan a cimentar el epiritu de burla que encierra el comic.



En conclusión es una gran historia, de hecho, esta serie que fue estrenada en Estados Unidos en el mes de Junio, ya anda en la cuarta reimpresión de su primer número, lo que indica que definitivamente ha sido atractiva para el público en general. Al respecto, Image fue inteligente, al ver el exito, no dudó en editar inmediatamente la versión TPB que agrupa los cinco primeros números de la serie, edición que también ha tenido éxitos de ventas en Estados Unidos. Pero no solo por ser un comic con gran cantidad de ventas, sino por ser una historia realmente divertida, bien escrita y cuya finalidad es llevarnos a través de una trama policial interesante con matices de comicidad, su lectura es altamente recomendable, no se arrepentiran.

Saludos.

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